lunes, 6 de diciembre de 2010

LAS VITUDES

La virtud como hábito y como justo medio.

Las virtudes son unos hábitos que se aprenden de los demás tanto en la teoría que te dicen y en la práctica que uno ve cada día. Por ello en el presente texto hablaremos sobre la virtud. Urge hablar de ella para poder controlar nuestras emociones y pasiones que son tan fuertes y que nos pueden llevar a cometer actos que más adelante lamentaremos. Si desde ahora aprendemos a sobrellevar estas cosas creceremos siendo unos hombres virtuosos.

En este ensayo, hablaremos sobre las virtudes cardinales y las virtudes teologales. Luego, trataremos sobre las virtudes que ordenan o controlan nuestras pasiones. Así mismo, cómo la virtud se muestra en los hombres mozos, quienes les faltan virtudes porque se dejan llevar o conducir por sus pasiones. Más adelante, sobre las virtudes que guían nuestra conducta según la razón y la fe. Así mismo, hablaré si las virtudes se aprenden o son innatas; luego hablaremos sobre el exceso y el defecto, que son tan importantes en nuestra vida. Por ultimo, sobre la medianía quien nos ayuda a decir basta o sigue, quédate o corre, eso es peligroso o no tengas miedo, o se valiente o ya no más.

En primer lugar, debemos saber que hay virtudes teologales y virtudes cardinales. Es decir, que no hay una sola virtud que todos los hombres deben aprender sino diferentes tipos de virtudes que se adquiere con el pasar del tiempo. Muchas de esas virtudes llegan como la lluvia que preparan la tierra para producir y hacer germinar la semilla. La virtud llega al hombre y le prepara o adiestra para formar parte de la saciedad. Por ejemplo, tendrá que saber actuar ante las pasiones desordenadas, malos deseos, placeres que lo esclavizan; todas ellas las dominará con la virtud de la templanza.

Así mismo, afirmo que las virtudes ordenan nuestras pasiones y guían nuestra conducta según la razón y la fe. De esto hablaba Aristóteles en su obra Ética a Nicómaco: “el fin último de las disciplinas de la republica está dirigido a los que tienen experiencia y no a los mozos que se dejan llevar por sus pasiones”. Es decir los que no están instruidos para poder dominarse por sí solos. Aquellos que necesitan de alguien para poder sobrellevar sus pasiones, a lo mejor para poder sobrellevar y moderar la atracción de los placeres, que son tan fuertes, esta es la virtud de la templanza que ordena las pasiones, es decir que va a moderar los instintos, puesto que verá antes si tal acción por realizar es buena o mala.

Hablemos ahora de los hombres mozos que no son tan virtuosos, porque no están bien instruidos debido a la poca experiencia que tienen. No quiero decir que no tengan ninguna de las virtudes, sino que no están tan preparados. Un ingeniero por ejemplo, conoce bien su materia. Éste, bien instruido, siempre lo va hacer con toda seguridad y perfección, por que se ha preparado y conoce su profesión con la que se identifica. Y si actúan bien y manejan bien su especialidad, pues diríamos que son unos hombres virtuosos practicando libremente el bien. El bien se practica libremente cuando una virtud o la virtud de templanza te empujan a llevar una vida moralmente buena. El practicar el bien se convertirá en un hábito que consiste en un punto medio entre dos extremos; lo cual hace al hombre moral y lo dispone a la felicidad que es su fin último.

Después de aclarar que las virtudes ordenan nuestras pasiones, ahora quiero esclarecer lo que se afirma eso de que las virtudes guían nuestras conductas según la razón y la fe. Es decir, en tanto que yo razono o la manera que me comporto por mi razón, no haga que pierda mi fe. Al contrario, cuanto más hagamos uso de la razón, será mucho mejor para aumentarla. Por ello, se dice que una persona con el uso de la razón y con su esfuerzo natural, que lo impulsa desde la voluntad, puede llegar a ser virtuoso. En cuanto a la fe, por ella nos abrimos a la gracia que nos ha revelado y que hasta ahora creemos firmemente. Como Pablo dice a los filipenses de manera muy clara: “finalmente hermanos todo lo que es verdadero, noble, justo, puro, amable, laudable, todo lo que es virtud o merito, tenedlo en cuenta” (Fil 4,8)


Sin duda Pablo nos exhorta a evitar frecuentemente lo que sabemos que está prohibido. Además, no nos vasta con hacer eso, sino que nos pide que como creyentes descubramos las actitudes libre y abiertamente, ya que Dios nos habla a través de los demás de maneras diferentes.
Ahora quiero centrarme en este punto que es de suma importancia, saber si la virtud se aprende o es innata (por naturaleza). Se dice que las virtudes son el fruto del esfuerzo; es decir que si uno posee una virtud ya sea de templanza, de prudencia, o cualquier virtud, no lo ha logrado fácil sino que ha ido trabajando por un largo tiempo. Al encontrarlo, entonces la virtud es fruto de esa constante búsqueda del esfuerzo que se hace por conseguirlo. No obstante, una persona antes de encontrar una virtud puede realizar acciones que la lleven al arrepentimiento, pero cuando ya poseen esas virtudes, son éstas quienes la guían y la orientan. Entonces, se puede decir que las virtudes se aprenden, es decir, son enseñables.

De no ser enseñables, entonces nos preguntaríamos cuando un ser humano nace ¿ya tiene o ya posee esas virtudes? Es decir que no necesita de los demás. Pero acaso cuando un niño nace ¿sus padres lo abandonan y le dejan que se realice por si solo? ¿Acaso sus padres no lo corrigen cuando hace algún disturbio? y en esas correcciones ¿no le están enseñando las virtudes? Así que ratificamos que las virtudes son enseñables por el mismo hecho que tú aprendes de los demás, ya sea en teoría o en la práctica.

Hablemos ahora del exceso y el defecto, ya que una virtud poseída se puede destruir a causa de ellos. Al no darle su lugar, al abstenerse a todo; o de decir sí a todo, se puede destruir tal virtud. Como nos dice Aristóteles en la Ética a Nicómaco “…el que a todo regalo y pasatiempo se da, y no de abstiene de ninguno, es disoluto; pero el que de todo placer huye, como los rústicos, hácese un tonto sin sentido.” Es decir, si siempre accede a todo, como regalos, pasatiempos, entretenimientos, se forma un vicio y se puede llagar a perder esa virtud. De igual manera, el que huye de todo placer y a todo deseo se abstiene, puede llegar a ser un frustrado o un tonto sin sentido en su vida.

En todo caso, lo que se debe de hacer o aquello que no se debe hacer, siempre se ha de usar la razón. Además, para ello está la virtud de la templanza quien dominará nuestros deseos. Siempre se utilizará el justo medio y el tanto cuanto para no hacer lo que se nos venga en gana. Tanto cuanto debo de usar y necesitar. En otras palabras, el tanto cuanto nos enseñe a utilizar las cosas según la voluntad de Dios, y según lo que es bueno y necesario.

Así mismo, recuperar la capacidad de reconocer nuestras limitaciones. Saber decir “no”, reconocer que tenemos nuestros límites personales. Pero ahora, cómo se sabe que yo estoy cumpliendo el justo medio o la medianía. Un ejemplo, es el cumpleaños número 50 de un amigo y en ese día él lo celebra. Llama a todos sus amigos para tomar unas cuantas cervezas. Pero como es la primera y última vez que se celebra ese cumpleaños; entonces, tú sabes que el justo medio es tomar no en exceso ni tampoco decirle no a tu amigo, pero él insiste para seguir bebiendo. Tú cedes, además le das la razón es su cumpleaños número 50, hay que celebrarlo. En consecuencia, tomaste más de lo permitido. Entonces, en qué momentos te das cuenta que pasaste del justo medio, y por qué lo hiciste si tú sabías bien que bebiendo de más llegarías al extremo. Yo creo que el justo medio o la medianía están en lo que te abstengas al exceso y también al defecto.

También lo que se refiere en relación con los otros seres humanos se puede señalar un justo medio. Es decir que no debemos ser ni cobardes ni temerarios, sino valientes. Como ya lo decíamos que demasiado poco valor es cobardía, y demasiado valor es temeridad. Del mismo modo que no debemos ser ni tacaños ni pródigos, sino generosos. Ser poco generoso es ser tacaño, ser demasiado generoso es ser pródigo. Es igual que en la comida. Comer demasiado poco es peligroso, pero también es peligroso comer en exceso, en fin, según la ética de Platón y Aristóteles, una persona feliz será quien vive mediante el equilibrio y la moderación. Es decir que el justo medio es una virtud.
Afirmo que para toda cosa y para todo acto está la medianía. Además, la templanza es el medio entre estos. Actuando sin sentido, llegaremos al exceso y abstenerse a todo llegaremos al defecto. Por otro lado, enfrentando a los peligros seremos personas templadas, en cuanto al poseer una virtud, y siendo templados enfrentaremos a los peligros.
Hemos hablado sobre la virtud, las virtudes cardinales y las virtudes teologales. También de cómo ordenan o controlan nuestras pasiones. También de cómo se manifiesta en los hombres mozos, sobre las virtudes que guían nuestra conducta según la razón y la fe, pasando por ver si se aprenden o son innatas y finalmente. Sobre el exceso y el defecto y de todo lo que hemos dicho se puede concluir que la virtud hace al hombre un ser rígido ya que ella te controla para que no accedas y tampoco para que no llegues a al defecto sino que te quedes en la medianía, es decir, en el justo medio que es una virtud.

VOCACIÓN SACERDOTAL


Vocación sacerdotal
¿Alguna ve has escuchado a alguien decir estas palabras “vocación sacerdotal”?.  Un sacerdote religioso católico estaba donde un sermón en una jordana con jóvenes de quinto año de secundaria. Muchos de ellos no sabían que estudiar cuando culminen su secundaria. El sacerdote nos contó que una ves se encontraba en una reunión y que había tratado sobre este mismo tema: “vocación sacerdotal”, y les iba preguntando a algunos jóvenes sobre dicho tema.
La reunión era general, dentro de esa reunión se encontraba una señora, quien respondió a la pregunta que le hacía el sacerdote “mi hijo tiene  (buena bocación) por que se aumenta tres veces en el almuerzo”. Digo vocación con -b- por que la señora pensaba que se estaba refiriendo a la boca, es decir al tanto que comen. Eso es  lo que respondía aquella señora.
¿No te sucede o no has pensado en eso? Es decir así como aquella señora respondió cuando el sacerdote le preguntaba – qué entienden por vocación-  creo que para responder a esta palabra vocación lo primero que se tiene que hacer es saber qué es vocación. De lo contrario no podemos responder a esta pregunta. ¿Qué es la vocación sacerdotal? A lo mejor vas a pensar lo mismo que la señora de las jornada, entonces vas a decir que todos los que están formándose para ser futuros sacerdotes o los que ya lo son tienen buena -bocacion-  es decir, comen bastante, y que por eso han llegado a ser sacerdote.
Con todas estas anécdotas vamos ha hablar algunos puntos sobre la vocación sacerdotal. Ya qué no es fácil pero tan poco  imposible llegar a ser un sacerdote. No obstante, conoceremos la terminología de la palabra vocación. Por otro lodo, lo que implica o lo que te pide dejar para poder formarte con libertad en el camino a la vida sacerdotal. Y finalmente el trabajo que desempeña un sacerdote en su parroquia.



En primer lugar, la palabra vocación viene del latín vocare que significa llamada. Es decir vocación traducido a los idiomas castellano significa llamada. Entonces, para  los que quieren ser no precisamente sacerdote tienen que sentir ese llamado. Es decir, esa inclinación por algo que les gusta y les motivo estudiar o seguir ese camino. Para cualquier persona que quiere  estudiar una carrera tiene que encontrar  o descubrir su vocación para que cuando ya lo haya  obtenido no y cuando desempeñe en esa carrera no le caiga pesado como un carga o algo aburrido, sino como una alegría un pasatiempo, que no es un pasatiempo, pero se te das cuenta  que esa carrera te gusta y  te sientes realizado como persona es porque esa es tu verdadera vocación
Ahora hablaremos sobre la vocación de una persona que siente ese llamado y lo que implica o pide dejar para seguir a Jesús como un discípulo que sede a esa llamada y lo acepta dentro de su corazón. Pues él nos dice “Si alguien quiere venir detrás de mí, que se niegue a sí mismo, lleve su cruz y me siga. Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa y por el evangelio, la salvará. ¿De qué sirve ganar el mundo entero si se pierde la vida? ¿O qué se puede dar a cambio de la vida?”.
 Es decir que si uno siente esa llamada del señor dice un sí y va detrás de él. Pero ahora, cuanto cuesta seguir a ese Jesús que nos llama. No obstante una ha sentido esa llamada y se puede pensar que no tendremos ningunas dificultades porque es él quien nos ha elegido. Si uno piensa de esta manera no sería un discípulo de Jesús. Ya que sus discípulos sintieron esa llamada, lo siguieron pera tuvieron que sufrir y morir muchos de ellos una muerte en el martirio solo por dar testimonio de un Jesús que salva, que perdona y que ama hasta la locura.
Ahora nos dice si alguien se avergüenza de mí y de mis palabras en medio de esta generación adúltera y pecadora, también el Hijo del hombre se avergonzará de él cuando venga en la gloria de su Padre con los santos ángeles. Con esto Jesús está dando una exhortación de amino o de lo que implica seguirle, aunque lo dice implícitamente, es decir que no Está claro, pero de entiende a lo que alude.

Asimismo, Jesús habla de “venir detrás de mí”, es decir, hacerse seguidor suyo. Eso se refiere claramente a hacerse discípulo, aunque aquí no se use literalmente ese término, que sí se usa en pasajes similares.

Dice luego, “que se niegue a sí mismo”. No se refiere con esto a “privarse de cosas o gustos” o “hacer sacrificios”, sino a algo mucho más radical que eso. Negarse a sí mismo es como “olvidarse de sí mismo” o “romper relaciones con uno mismo”. Si es que lo analizamos estas palabras con cuidado, nos damos cuenta que nos pide vaciarse o despojarse de las cosas terrenales que nos atan y no nos dejan ver la luz que es el mismo cristo.

En cuanto a nosotros él mismo nos dirá sígueme, pero no tenemos que seguirle con todas las cosas que poseemos hasta ese entonces, es decir, si sientes ese llamado y quieres seguirle, pero tienes tu terreno tus animales tus cosas que te pertenecen y vas a pensar llevarlo todo con tigo. No Jesús no quiere eso. Por eso él mismo dice “que se niegue así mismo y me siga”. Quiero recalcar esta parte y decir que no es fácil decir si al señor, pero si dices sí ya has ganado al mal y Jesús se mostrará tan contento por que le obedeces.
         De esto tenemos un ejemplo muy claro lo que debemos dejar. Jesús  pasando por la orilla del lago             dijo a pedro y Andrés que lo siguieran, y ellos sin mirar atrás, es decir, sin ver lo que estaban haciendo, ellos estaban en la orilla cociendo su redes, lo dejaron todo sin preocuparse de quien le va a cuidar o voy a guardarle luego le sigo, por queje si no me Robar ni; nada de eso. En cuanto escucharon la palabra sígname, inmediatamente dejaron todo  y lo siguieron. Mas adelante estaba Juan y santiago con su padre en la orilla del mar, y le dijo las mismas palabras síganme, y ellos le zuñeron dejando a su padre.
Jesús llamó a aquellos hombres y para que puedan seguirlo tiene que dejar algo que les impide seguir a Jesús con libertad. Los primeros que le siguieron a Jesús dejaron redes y barca sin importarles nada. Los dos siguientes, es decir aquellos que llamó más después, pero en ese mismo momento, dejaron  a su padre. Lo que nos quiere decir es que aquellos que dejaron redes sintiendo ese llamado y lo siguieron y tú cuando sientes ese llamado tienes que dejar todas las cosas que impiden seguir a esa luz que después tendrás que hacer llegar a todo el mundo.
Los dos más que llamó nos dice que dejaron a su padre. Lo dejaron a su padre para siempre. ¿Te has preguntado lo que significa dejar a un hombre que quieres mucho y es tu padre, por seguir a otro hombre que tan solo te dice sígueme y ni siquiera le conoces bien? Dejas a tu padre con quien te has creado toda tu niñez y tu juventud, para segur a una que recién lo conoces y no sabes que fin vas a tener o donde vivirá.

En fin, si te has preguntado lo que significa dejar tus cosas que tanto quieres y que además te cuesta desprenderte de ellas, puedo decirte que el seguir a Jesús es un camino obsioanal y que aceptas ese llamado desde un libertad que nadie te obliga sino que tú mismo decidiste seguirle sintiendo ese llamado. Y si botas este camino mas delante te darás cuenta que vale la pena seguir a un hombre que dio la vida, no solo por ti sino por todos y no importó que seamos pecadores sino que el lo hice por que nos amó tanto.

En este mismo contexto, ahora vamos a hablar del trabajo de un ya sacerdote en una parroquia. Es decir después de terminar tus estudios en un seminario, centro de formación para futuros sacerdotes, te ordenas de Diacono, luego de presbítero. Así, el obispo te envía a trabajar a una parroquia y es allí donde tienes que trabajar con la gente tanto buena y también gente que no es religiosa. Entonces allí donde puedes pensar que eso no es para ti y adema piensas dejar ese seguimiento porque encuentras muchos problemas.
Todo esto te puede suceder si tu vocación no está bien cimentada en una roca que es Jesús. Como él mismo nos dice que el que construye su casa en la arena viene el viento, el huracán y se lo llevó, pero si construyes tu casa en la roca, por más que venga el viento el huracán no se caerá por siempre jamás.


En fin, de todo lo que hemos hablado creo que lo que es mas importante es tú sientas ese llamado y lo optes por decisión propia y no estés esperanzado a tener riquezas siendo parte del clero. Ahora nos dice si alguien se avergüenza de mí y de mis palabras en medio de esta generación adúltera y pecadora, también el Hijo del hombre se avergonzará de él cuando venga en la gloria de su Padre con los santos ángeles. Con esto Jesús está dando una exhortación de amino o de lo que implica seguirle, aunque lo dice implícitamente, es decir que no Elsa claro, pero se entiende a lo que alude.